Desde hace años las Clínicas Universitarias Saint-Luc en Bélgica, realizan un promedio de dos operaciones con hipnosis, cada día. Fabienne Roelants y Christine Watremez son dos de las anestesistas especializadas en hipnosis que aplican estas técnicas en quirófano.
En 1992, Marie-Elisabeth Faymonville, anestesista del Centro Hospitalario Universitario de Lieja (Bélgica), se interesó por los trabajos realizados en Suiza por un anestesista que recurría a la hipnosis para aliviar a los grandes quemados. “Descubrí que la hipnosis no era un don y que se podía aprender a practicarla. Pensé entonces que se podría mejorar hasta convertirla en una técnica de anestesia por sí sola”, recuerda. Aquel año, volvió a introducir esta práctica en cirugía, primero en la estética y luego en la endocrina. “Actualmente, la utilizamos también en cirugía mamaria, vascular, oftalmológica, otorrinolaringológica. También con ella podemos quitar tumores periféricos u operar hernias”, añade. “En resumen, podemos decir que la práctica conviene a todas las intervenciones superficiales donde una anestesia local es realizable pero insuficiente para garantizar la comodidad del paciente“.
Hasta la fecha, el equipo operatorio del Centro Hospitalario Universitario (CHU) de Lieja ha realizado más de 7.000 operaciones bajo hipnosis y varios estudios clínicos han evaluado sus efectos.
Se realizó un estudio retrospectivo basado en 200 tiroidectomías y 21 exploraciones cervicales para casos de hiperparatiroidismo efectuadas bajo sedación hipnótica (también denominada hipnoanalgesia) en Lieja entre 1994 y 1997.
Todos los pacientes dijeron que se había tratado de una “experiencia agradable”. Con relación a una población similar operada bajo anestesia general, su dolor postoperatorio era menor, tomaron menos analgésicos, su convalecencia fue bastante mejor, y su vuelta a la vida social y profesional fue más rápida.
Marie-Elisabeth Faymonville también organizó un programa de formación internacional en Lieja, cursado hasta la fecha por 450 anestesistas, entre ellos, suizos, luxemburgueses, o incluso canadienses, pero sobre todo muchos franceses. Precisamente Francia también cuenta con un gran centro de formación en Rennes. En Alemania y en Austria están empezando a interesarse por esta práctica.
Cuando se efectúa una anestesia hipnótica, se puede suprimir la sedación completamente, tratándose entonces de analgesia hipnótica (o hipnoanalgesia), o se puede reducir en gran medida, y en este caso se habla de sedación hipnótica (o hipnosedación). Aunque en Lieja practicamos esta última, en Bruselas prefieren la analgesia hipnótica desde hace algunos años. “No queremos perturbar la hipnosis con un sedante. Si el paciente se siente cómodo, no es necesario”, estima Christine Watremez.
Por lo tanto, el día de su operación nuestro paciente recibirá tan sólo analgésicos: un medicamento local para insensibilizar la zona que hay que operar y un derivado suave de la morfina en inyección intravenosa que la anestesista dosificará con arreglo a las necesidades del paciente. “En realidad, a menudo reducimos las dosis y, a veces, hasta dejamos de administrarla”, explica Christine Watremez. La mente de Jean estará vagando por Sicilia. “En el momento de la consulta preoperatoria, le expliqué lo que era la hipnosis, dejando claro que no dormiría y que estaría consciente. Le dije que podría cambiar de opinión cuando quisiera. Se puede emplear la anestesia general en cualquier momento, ya sea por razones quirúrgicas o porque el paciente lo reclame. Todo nuestro material está listo para eso y la vigilancia es exactamente la misma. Jean sólo tiene que hacer una cosa: escoger un recuerdo agradable que desee revivir”. En este caso, sus bodas de oro, en la tierra de Bellini.
Finalmente sabemos pocas cosas sobre los efectos de una anestesia general sobre el organismo. Algunos la soportan, otros no. ¿Por qué ocurre eso? ¿Qué pasa a nivel celular y genético?. Precisamente porque no tenía todas las respuestas a estas preguntas, Marie-Elisabeth Faymonville desarrolló las técnicas de anestesia hipnótica en 1992 y actualmente lleva a cabo investigaciones sobre la cognición. “Lo que se sabe es que las personas debilitadas pueden sufrir perturbaciones cognitivas tras una anestesia general. Sabemos que la memoria de trabajo (la que permite memorizar los códigos de las tarjetas bancarias, por ejemplo) se ve menos perturbada tras una operación bajo hipnosis”, explica la anestesista.
“Nos gustaría continuar nuestras investigaciones sobre las estructuras de la conciencia de sí mismo en resonancia magnética funcional, evaluar las repercusiones de la supresión de la conciencia tras una anestesia general y después de una sedación hipnótica. ¿En qué se modifica la cognición? ¿En qué influye sobre el envejecimiento una u otra técnica? Sería maravilloso elaborar un proyecto que estudie todo esto”.
No obstante, es muy difícil organizar investigaciones postoperatorias de este tipo, porque hay que motivar a los pacientes para que vuelvan y participen en las pruebas después de su intervención. Otro obstáculo metodológico nada despreciable tiene que ver con la imposibilidad de realizar pruebas aleatorias a doble ciego, dado que la hipnosis requiere la participación activa de los pacientes.